Viernes

Otro más…

Tú tan lejos de mí. Y yo tan cerca de otros.
Siento que en este tiempo muchas cosas han cambiado. Parece mentira que a pesar de todo haya cosas que en el fondo de nuestro ser, renazcan, florezcan.

«Quien nace pasional, muere en fuego»

El mundo se nos está llendo de las manos. Y el calor me está provocando llamaradas en el cuerpo y ansía los mismos capítulos de antes.

Esa sensación que te queda cuando quieres más. Cuando sabes que nunca, por más que lo intentes será suficiente.

Y de repente, un número desconocido.
Un mensaje.
Una proposición decentemente indecente.
Y los dedos que se deslizan por un teclado imaginando que son nuestros cuerpos retozando sobre unas sábanas que ocultan nuestras tempestades, que tapan la indecencia de las palabras que por ser silenciadas nos ahogaron tanto y que ahora quieren gritan a los cuatro vientos cuatro letras entre gemidos desgarradores las ganas que nos guardamos.

Y de ser nueve números aleatorios, se convirtió en una conversación con un perfecto conocido, apodado liberal. Y tus palabras formaron torbellinos en mis instintos. Desempolvaste los huesos fracturados de promesas que se las llevó el viento. Y entre tu pecho y el mío, sólo había sudor mezclado con ganas de volver a besarnos.

Una copa.
Dos palabras.
Tres intentos. Y al cuarto. Continuabamos iluminando nuestras ilusas palabras que parpadeaban en el móvil a cada instante. Corrían mis dedos. Corrían tus ansias.

-Ya se que entre nosotros eso nunca más existirá.

  • Te dije mintiéndome.
    -Sí, sólo es una conversación.
    Una charla amable donde volveremos a encontrarnos. Nada más.
    -Me penetraste con la mirada.

Y nada menos un camino sinuoso a esa cama que nos espera. No miremos atrás.

Me coges entre tus brazos. Estoy a varios metros del suelo, en unas nubes en las que no quiero despertar.
Un mensaje.
Y otro.
Ansias por saber tus respuestas.
Ansío saber tus preguntas, por si me respondes lo que tengo tantas ganas de hacer.
WhatsApp sexual.
WhastApp textual.
Entre tus letras y las mías hay unos centímetros de distancia. Salvamos la ropa interior.
Saco la bandera blanca.
Me rindo. Olvida todo lo que no te he dicho y hagamos lo que tenemos en mente.

Hay frenazos que nos conducen a caminos prohibidos. Pero qué bien se nos da eso de conocer los trazados nuevos que nos pone la vida. Porque hay señales que es mejor no verlas.

-¿No te apetece tener nuestras conversaciones?- Me dices desde el otro lado de la cama.
-¿Las echas de menos?
-Le respondo sin querer decirle la verdad.
-¿Tú no? -Jaque mate.

Si algo hay claro es que la vida es una. Y de lo único que te vas a arrepentir es de aquello que no has hecho. De lo que has dejado por hacer.

-Trae el hielo, Le dije.
Que ya me encargo yo de derretirlo.
-Lleva algo de ropa, me respondió.
Que ya me encargaré yo de quitártela.

Al fin y al cabo, una inocente conversación, sólo puede terminar con un beso.

Ahora nos vemos.

Aíram

Copyright

Deja un comentario

Comments (

0

)